La tragedia que cambia prioridades
La reciente DANA que ha azotado Valencia ha dejado un panorama desolador, recordándonos que, más allá de nuestro pequeño muncod, hay vida y dramas personañes. Como docentes, es inevitable preguntarnos qué papel desempeñamos en estas situaciones y cómo podemos responder en el aula cuando el mundo exterior se enfrenta a desastres de tal magnitud.
El valor de detenerse y reflexionar
La enseñanza debe ir más allá de los contenidos y la temporalización de la clase. La educación debe ser una herramienta para formar personas con valores sólidos, capaces de empatizar y actuar en beneficio de su comunidad. Es el momento de pausar la rutina escolar y dedicar tiempo a reflexionar con el alumnado sobre cómo podemos aportar su granito de arena para ayudar a los afectados por una tragedia como esta.
Educar para la vida, no solo para aprobar
La misión de la enseñanza no se limita a cumplir objetivos académicos. Debemos formar personas críticas y con conciencia social, capaces de movilizarse y apoyar a quienes lo necesitan. Una catástrofe como la ocurrida en Valencia es un recordatorio de que la educación en valores es siempre importante, pero en momentos así se vuelve imprescindible y evidente.
Recuerda, que si te es posible, puedes colaborar con las víctimas de la catastrofe donando alimentos no perecederos, productos de higiene personal, material de limpieza, ropa, calzado, material escolar o directamente mediante una aportación económica.