Una pregunta que no deberíamos temer
El lunes, iba hacia clase pensando: “esto lo explico de tal manera o de tal otra para que se enteren, además añadiré esta analogía y les daré algún recurso adicional para que puedan comprenderlo en casa mejor si quieren”. Motivado, como siempre, saludo, pregunto qué tal el fin de semana, comienzo a explicar… casi no he terminado la primera frase y ya surge una pregunta recurrente entre el alumnado: ¿y esto para qué sirve?
La tendencia utilitarista de nuestra sociedad, donde el valor de algo parece medirse únicamente por su aplicación práctica inmediata, hace que esta cuestión resuene con más frecuencia en nuestras aulas. Como docentes, nos vemos obligados a responder con argumentos que a veces no encajan con los estándares del “para qué me sirve mañana”.
La utilidad de aprender a pensar
Quizá la Filosofía sea una de las disciplinas más desafiadas frente a esta cuestión. Sin embargo, desde Opositiva, sin ser filósofos de formación, defendemos con entusiasmo su papel. ¿Por qué? Porque hay que aprender a pensar, cuestionar, analizar y argumentar. Y pocas cosas enseñan eso mejor que los grandes pensadores: desde Platón y Aristóteles hasta Kant u Ortega y Gasset.
Cuando un alumno pregunta “¿y esto para qué sirve?“, no está haciendo una pregunta fácil de responder, pero sí es una pregunta que vale la pena valorar. Es una puerta abierta a reflexionar sobre el papel del conocimiento en nuestras vidas, a cuestionar lo aprendido y a encontrar conexiones más profundas entre lo abstracto y lo concreto.
¿Qué responder en clase?
Podemos contestar con ejemplos: “La Filosofía te ayuda a no dejarte manipular”, “la Historia a entender el presente”, “la Literatura a vivir otras vidas”, “las Matemáticas a razonar con precisión”. Pero más allá de eso, es vital que como docentes plantemos la semilla de la curiosidad, de la utilidad de saber por saber, de mirar al conocimiento como una herramienta de libertad.
Una lección para opositores
Como docente, también te surgirán muchas veces dudas parecidas: “¿para qué sirve conocer este decreto? ¿realmente necesito tanto detalle?”. La respuesta es similar: entender el marco, dominar la materia, saber justificar cada elección… te hará más libre, más fuerte y más capaz ante el tribunal. Aprender no es solo memorizar, es formarse como docente que va a influir en la vida de cientos de personas.
Y en esa influencia, sí que hay utilidad. Una utilidad profunda, silenciosa, que transforma.
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