#76 El mito de la caverna

Mito de la Caverna de Platón, prisioneros encadenados mirando sombras proyectadas en la pared por el fuego

El día de la discusión filosófica

Con 16 años levanté la mano en clase de filosofía para contradecir a mi profesor.

Podría parecerlo pero no fue así. No fue un acto de rebeldía gratuita, sino la consecuencia natural de haber leído algo diferente. Algo que no encajaba con la versión que acababa de escuchar.

Recuerdo el silencio incómodo.

Mis compañeros se giraron hacia mí.

Algunos con curiosidad, otros con esa mezcla de admiración y horror que surge cuando alguien rompe el protocolo invisible del aula.

El profesor, para mi sorpresa, sonrió.

“Explícate”, me dijo .

Y durante los siguientes veinte minutos, aquella clase se transformó. Dejó de ser un monólogo para convertirse en un diálogo.

Precisamente esa labor del docente como guía y no como verdad absoluta es la que creemos que se debe buscar. Sin olvidar que, lógicamente es quien tiene más conocimiento y capacidades para saber manejar la situación y que hay hechos objetivos que no dan lugar al debate.

La educación verdadera no consiste en transmitir verdades inmutables, sino en enseñar a pensar. A cuestionar. A construir conocimiento desde la duda, no desde la certeza.

“Solo sé que no se nada” – Sócrates

Años después, preparando mis oposiciones de educación secundaria, volví a recordar aquel momento.

Comprendí que mi profesor había hecho algo extraordinario, había resistido la tentación de imponer su visión y había abierto espacio para que todos exploráramos la nuestra.

Las sombras tintineantes

Cuando Platón describió en su Mito de la Caverna la confusión entre las sombras proyectadas y la realidad, estaba ofreciendo una metáfora atemporal.

No hablaba solo de filosofía abstracta.

Hablaba de algo que sigue siendo inquietantemente actual. Los peligros de aceptar ideas sin cuestionarlas.

En el contexto de la educación secundaria, queremos utilizar este texto para abrir un debate sobre el adoctrinamiento en las aulas. Un término que genera tensión, pero que merece ser analizado con calma y rigor.

La escuela, en lugar de proyectar sombras, debe abrir la puerta a la luz del pensamiento crítico. A la reflexión. A la pluralidad. Pero ¿Cómo distinguimos entre educar y adoctrinar? ¿Dónde está la frontera?

Dogmatismo

El dogmatismo se entiende como la aceptación de una idea o conjunto de creencias de manera rígida, sin espacio para el cuestionamiento o la crítica. Es, en esencia, quedarse mirando las sombras de la caverna y negarse a voltear la cabeza.

En educación, se traduce en transmitir contenidos como verdades absolutas. Sin matices. Sin posibilidad de contrastar, analizar o incluso disentir. Este enfoque puede convertirse en la antesala del adoctrinamiento, pues limita la autonomía intelectual y reduce el aprendizaje a la repetición mecánica de discursos ajenos.

Piénsalo así: Un profesor que dice “esto es así y punto” está proyectando sombras.

Un profesor que dice “esto es lo que sabemos hasta ahora, pero ¿Qué opinas tú?” está abriendo ventanas hacia la luz.

Frente a este riesgo, la legislación educativa española insiste en fomentar la argumentación, el análisis crítico y la diversidad de perspectivas. El objetivo es que alumnado construya su propio conocimiento y no quede atrapado en “sombras dogmáticas” que confunden opinión con verdad.

El contenido

Según la LOMLOE, la finalidad del currículo es garantizar la formación integral del alumnado, favoreciendo su espíritu crítico y preparándolos para el ejercicio de una ciudadanía democrática y activa. No son palabras vacías. Son el marco que debe guiar cada programación didáctica.

No obstante, desde Opositiva creemos que esto es fundamental, pero también que el pensamiento crítico necesita un suelo firme sobre el que crecer. Y ese suelo lo construyen el conocimiento, el contenido, la memoria, todo aquello que el alumnado va interiorizando día a día.

Sí, es cierto que tras el curso olvidarán fórmulas, fechas, definiciones exactas. Pero el conocimiento no desaparece del todo: deja poso, deja huella. Como la sedimentación geológica, capa sobre capa, casi sin que nadie lo note, se va formando una montaña. Y esa montaña invisible es lo que les permitirá, años después, pensar con profundidad, argumentar con solidez, cuestionar con fundamento.

Sin contenido no hay pensamiento crítico. Solo hay opiniones flotando en el vacío.

Guiar

En este contexto, debemos ser facilitadores del conocimiento. Interpretamos que la función recogida en la legislación educativa del docente es la de orientar, acompañar y despertar la curiosidad para que el estudiante elabore sus propias conclusiones.

De ahí la importancia de preparar la oposición de profesor con rigor y conciencia de este rol tan delicado. No buscamos formar ciudadanos que repitan como loros. Buscamos formar personas capaces de pensar por sí mismas. De argumentar. De ser capaces de cambiar de opinión y reconocer cuando los demás tienen mejores argumentos.

Como aquel profesor de filosofía que en lugar de sentirse atacado por una contradicción, la convirtió en una oportunidad de aprendizaje colectivo. Esa es la maestría que debemos aspirar a alcanzar.

La preparación que necesitas

Preparar oposiciones de educación secundaria trasciende la simple memorización de contenidos desconectados. Es un proceso de descubrimiento sobre cómo enseñar de manera efectiva, cómo establecer conexiones auténticas con el alumnado, cómo demostrar tu competencia no solo como conocedor de tu materia, sino como futuro docente que entiende su responsabilidad.

Desde Opositiva, entendemos que prepararte para las oposiciones de educación secundaria significa ayudarte a desarrollar esa mirada crítica.

Esa que distingue entre transmitir información y formar pensamiento.

Esa que te convertirá en el tipo de profesor que todos recordamos. Quien nos enseñó a pensar, no qué pensar.

¿Quieres ser el profesor que ilumina?

En Opositiva te proporcionamos estructura, planificación y ese enfoque pedagógico que marca la diferencia entre aprobar una oposición y convertirte en un gran docente.

No permitas que el miedo a lo desconocido te mantenga en la caverna. Es hora de salir hacia la luz.

PD: Si aquel día no hubiera levantado la mano en clase, probablemente no estaría escribiendo esto. A veces, cuestionar es el primer paso para aprender de verdad.

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