#81 Serendipia

Mujer mirando un amanecer desde una colina, simbolizando nuevos comienzos y descubrimientos inesperados

El mensaje llegó un martes por la tarde.

“Hola, necesito información sobre las oposiciones. Es urgente”.

Laura acababa de cerrar otro capítulo profesional que no había funcionado. Tenía 34 años, un CV lleno de distintas experiencias profesionales y esa sensación de estar perdiendo el tiempo que te carcome por dentro.

De no encontrar trabajo, “de lo suyo”.

La docencia no era su sueño. Ni si quiera su plan B

Era su plan C.

O quizá el D.

Cuando hablamos por teléfono fue directa: “Busco estabilidad laboral. Un trabajo que no desaparezca en dos años. Un trabajo que no me pidan mudarme al extranjero cada 3 meses. ¿Esto funciona o no?”

No explicó que en su momento había hecho el Máster de Profesorado para ir haciendo algo mientras buscada otra cosa.

Sin romanticismos. Sin ilusiones. Solo pragmatismo puro y duro.

Le explicamos el proceso.

Los temarios, las pruebas, el tiempo estimado.

Ella asentía tomando notas, calculando mentalmente si valía la pena la inversión.

“Vale. Me apunto”, dijo finalmente.

No hubo momento mágico.

No hubo revelación.

Solo una transacción.

Esfuerzo a cambio de futuro.

9 meses después

Laura aprobó.

Bordó su defensa, de no conocer el sector pasó a ser una experta en su Programación Didáctica.

Leyes, decretos, situaciones de aprendizaje, agrupamientos dominó muchos conceptos en tan solo un curso.

Y… ¿el resultado?

Consiguió su plaza como profesora de educación secundaria.

Acabó muy agradecida con nosotros, tanto que aún seguimos en contacto.

Su prácticas las hico en un centro con los problemas habituales de cualquier instituto público.

Los primeros meses fueron exactamente lo que esperaba: agotadores, complejos, llenos de dudas.

Se levantaba pensando “¿qué demonios estoy haciendo aquí?”

Hasta que ocurrió.

Un miércoles de enero. Tercero de la ESO.

Un chico que llevaba todo el trimestre sin abrir la boca, levantó la mano e hizo una pregunta

El correo que no esperábamos

Nos escribió esa misma noche.

“No sé cómo explicaros esto. Hoy me ha pasado algo raro en clase”.

Nos contó lo de Adrián. La pregunta. La respuesta. Y después añadió:

“Cuando ese chico hizo esa conexión, cuando vi cómo algo que yo había explicado le servía para entenderse a sí mismo… No sé. Sentí que importaba. Que lo que hago importa de verdad”.

“Vine aquí buscando un sueldo. Y resulta que he encontrado algo que ni siquiera sabía que estaba buscando”.

Laura no entró a la docencia con vocación.

La vocación la encontró a ella.

Serendipia

Suena a magia, a cuento, a azar con sentido.

Y en cierto modo, lo es.

Esta palabra, acuñada por Horace Walpole en el siglo XVIII, nace de un cuento persa donde tres príncipes viajaban por el mundo haciendo descubrimientos inesperados mientras buscaban otra cosa. Una lección atemporal donde lo importante no siempre es lo que se busca, sino lo que se encuentra.

Y así como los príncipes de Serendip, muchos futuros docentes no partieron con la meta de enseñar, pero encontraron en la docencia su destino verdadero.

Vocación inesperada

Cuando el camino te encuentra a ti.

En Opositiva, conocemos de cerca esta historia.

Son muchas las personas formadas en disciplinas muy diversas (ingenieros, biólogos, historiadores…) que comenzaron su camino en las

De lo ordinario a lo extraordinario

Fleming buscaba bacterias y descubrió la penicilina.

Los marineros buscaban una ruta a las Indias y encontraron América..

Laura buscaba estabilidad económica y encontró una razón para levantarse cada mañana.

Seis meses después de aquel email, volvió a escribirnos:

“Ayer Adrián me paró en el pasillo. Me dijo que quiere ir a la universidad. Que nunca había pensado en ir a la universidad hasta este año y que ha sido gracias a mí”.

Eso es lo que pasa cuando la enseñanza te elige.

No es un trabajo. Es un propósito disfrazado de nómina.

Un momento aparentemente ordinario puede convertirse en una ventana a posibilidades que nunca habíamos imaginado antes.

En  educación cada pregunta inesperada puede ser una puerta hacia el descubrimiento.

Vocación

En Opositiva hemos visto esta historia repetirse más de una vez.

Personas que llegan buscando estabilidad.

Un horario decente.

Vacaciones en verano.

Y acaban descubriendo que hay algo más.

No todos los grandes profesores nacieron queriendo serlo.

Muchos tropezaron con la docencia por accidente.

Por necesidad.

Por descarte.

Por azar.

Pero cuando esa chispa prende, cuando entiendes que tu trabajo puede cambiar la trayectoria de un adolescente que aún no sabe quién es ni qué puede llegar a ser…

Entonces ya no hay vuelta atrás.

¿Y si tu historia empieza aquí?

Tal vez hayas llegado a este texto buscando información práctica sobre oposiciones.

Quizá solo quieras saber si esto “merece la pena”.

Y está bien. Laura también empezó así.

No necesitas venir con una vocación inquebrantable.

No necesitas haber soñado con ser profesor desde los cinco años.

No necesitas creer en grandes discursos sobre cambiar el mundo.

Solo necesitas estar abierto a la posibilidad de que esto sea más grande de lo que parece.

Porque la enseñanza tiene esa capacidad extraña de transformarte.

No solo cambia lo que haces, cambia quién eres.

Más allá de lo visible, hay capas de significado. Una vocación no es solo una decisión profesional, es un testimonio de procesos internos que a veces tardan años en configurarse, que surgen cuando menos lo esperas, que te transforman desde lugares insospechados.

Laura nos escribió hace poco:

“Si me hubierais dicho hace tres años que iba a llorar de emoción porque un adolescente quiere estudiar en la universidad, os habría tomado por locos. Pero aquí estoy. Y no cambiaría esto por nada”.

Dentro de unos años, tal vez seas tú quien nos escriba ese email.

Quizá seas tú quien descubra que lo que empezó como un plan C era, en realidad, el camino que siempre debías tomar.

Por serendipia.

Por valentía.

Por haber confiado en ese impulso que hoy te trajo hasta aquí.

¿Lista para tu propio momento de serendipia?

En Opositiva acompañamos tu camino hacia las oposiciones de secundaria, ese primer paso que podría cambiar no solo tu profesión, sino tu forma de ver el mundo.

No necesitas tener todas las respuestas ahora. Solo necesitas empezar.

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