Hace unos días, nos vinieron a visitar unos amigos que se han mudado a Estados Unidos. Nos estuvieron enseñando su casa en fotos.
Una casa individual, el típico casoplón de las pelis vaya.
Nos estuvieron enseñando y contando cómo les iba con todo lujo de detalles
Hubo uno en particular, que nos maravilló. Del que después no hemos podido dejar de hacer algún que otro chascarillo.
Esa maravilla en cuestión.
Un frigorífico Samsung.
Un frigorífico de alta gama.
El aparatito en cuestión cuesta más de 3000 €.
Y en América, usan su gran pantalla. Ese prodigio tecnológico, para….. a ver si lo adivinas.
Mostrar publicidad en su pantalla tras una actualización de software.
Impresionante uso de recursos. Inmejorable destino del uso de la energía. Una pantallita que te pone anuncios mientras cocinas y sin que lo pidas.
Nos estuvieron vendiendo la moto de que era muy útil, que podías apuntar lo que te hacía falta y organizar la semana o el mes.
Pese a estar instalados en el mundo online, creemos firmemente en algo que no es tan habitual.
El sentido común
Lo cierto es que les dijimos que lo mismo podrían hacer en un papel y una lista de la compra.
Con una gran ventaja, el papel lo controlamos del todo.
Nadie se entera de nuestra planificación y además no nos muestra publicidad.
La novedad no es sinónimo de utilidad.
En educación ocurre algo similar.
Se habla mucho de metodologías activas y de innovaciones tecnológicas, pero ¿se aplican con propósito o por moda?
Un electrodoméstico de última generación que muestra anuncios. Una metodología innovadora que complica más que facilita. En ambos casos, la pregunta es la misma. ¿Para qué sirve realmente?
¿De verdad necesitas la última metodología?
La LOMLOE apuesta por un currículo competencial y flexible.
El nuevo diseño curricular, promueve que el alumnado aplique los conocimientos a situaciones reales y personaliza el aprendizaje. Debemos aplicar, las ya conocidas Situaciones de Aprendizaje (SA).
El objetivo es que ningún estudiante, al finalizar la educación obligatoria, se quede atrás y pueda emprender un proyecto personal, académico o profesional.
Esto no significa adoptar todas las metodologías de moda, sino seleccionar aquellas que favorecen el desarrollo de las competencias clave y la adquisición de los saberes básicos.
Antes de implantar una estrategia innovadora, pregúntate:
¿Qué pretendes lograr?
Define el propósito de la actividad y comprueba si contribuye a las competencias establecidas por el currículo.
¿Conoces a tu grupo?
Adapta la metodología a las características y necesidades de tu alumnado; no todas las propuestas funcionan igual con todos los perfiles.
¿Tienes recursos y tiempo suficientes?
Algunas metodologías requieren más organización, equipamiento o formación docente de la que parece a simple vista.
¿Encaja en la programación didáctica?
Asegúrate de que la innovación contribuye a los objetivos y criterios de evaluación recogidos en la programación oficial.
Ejemplos para reflexionar
Las metodologías activas son aquellas que sitúan al estudiante en el centro del proceso y fomentan la autonomía, la participación y el pensamiento crítico.
Su eficacia se debería reflejar en la mejora de la motivación y de la comprensión de los contenidos, así como en el desarrollo de competencias cognitivas y socioemocionales como la resolución de problemas, la comunicación o el trabajo en equipo.
Sin embargo, su implementación debe adaptarse al contexto.
Una metodología no es solo una técnica, es una forma de entender el aprendizaje, de construir relaciones en el aula, de dar voz a quienes habitualmente permanecen en silencio.
Vamos a exponer brevemente varios ejemplos:
Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP)
El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) fomenta la colaboración, la creatividad y el pensamiento crítico.
Flipped Classroom (clase invertida)
La metodología Flipped Classroom traslada parte de la transmisión de información fuera del aula.
Aprendizaje cooperativo
El Aprendizaje cooperativo se basa en formar equipos heterogéneos con roles y objetivos claros.
Gamificación
La Gamificación integra elementos de juego (puntos, insignias, narrativas) en el proceso de aprendizaje.
Innovar con propósito y evidencias
La innovación educativa no consiste en ir a la última. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han facilitado su adopción, mejorando la motivación y el rendimiento académico de los estudiantes.
Sin embargo, la efectividad varía según el perfil del alumnado y se requiere un enfoque personalizado para los estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo.
Un estudio comparativo, basado en una revisión sistemática de la literatura, demostró que las metodologías activas mejoran significativamente la participación, la motivación y la comprensión de contenidos. Estos resultados refuerzan la idea de que la innovación debe ir acompañada de reflexión pedagógica, conocimiento del grupo y evaluación continua.
En la educación, cada detalle cuenta.
Cada metodología, cada recurso puede ser una puerta hacia el conocimiento, una oportunidad para despertar la curiosidad de nuestros estudiantes. Pero solo si sabemos elegir con criterio.
Consejos para aplicar metodologías innovadoras con éxito
1. Alinea la innovación con el currículo. Alinea los recursos disponibles y tu programación didáctica teniendo presente las competencias clave establecidas por la LOMLOE.
2. Escoge metodologías basadas en evidencias. Revisa estudios académicos, como el análisis del uso de metodologías activas en secundaria y el estudio sobre el impacto de las metodologías activas, para decidir qué estrategias pueden funcionar en tu contexto.
3. Planifica y evalúa. Un diseño detallado, con objetivos claros y criterios de evaluación coherentes, es esencial para evitar problemas como la pérdida de tiempo o la indisciplina. Utiliza técnicas variadas de evaluación (rúbricas, portfolios, debates) para medir el progreso.
4. Forma a tus estudiantes. Para que las metodologías activas funcionen, el alumnado debe tener habilidades de autoaprendizaje y cooperación. Dedica tiempo a enseñarles a trabajar en equipo y a autorregular su aprendizaje.
5. Reflexiona y ajusta. Evalúa constantemente la respuesta del grupo y adapta la metodología si no está dando los resultados esperados. No temas volver a estrategias más tradicionales cuando sea necesario; lo importante es que la innovación mejore el aprendizaje.
La mejor innovación
La mejor innovación es la que mejora tu aula. La novedad no garantiza eficacia.
Al igual que el frigorífico que muestra anuncios, adoptar sin criterio la última tendencia puede desvirtuar la esencia de enseñar.
La innovación con propósito implica conocer las necesidades de tu alumnado, seleccionar metodologías basadas en evidencias y adecuarlas al currículo oficial. Así, podrás desarrollar competencias clave, mejorar la motivación y ofrecer un aprendizaje significativo.
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